Seguimos enfrente de Livingston, han desembarcado parte de nuestros compañeros a las 5 de la madrugada, preparamos todo nuestro equipaje para nuestro desembarco, levamos anclas y otra vez el mar bravío!! ...ilusamente pensé que ya en la Antártida esto mejoraría, pero es como que intuye que le vamos a dejar en breve y nos despide a su manera. Tras una travesía de 3 horas avistamos Isla Decepción ¡!POR FIN!!. Entramos por los Fuelles de Neptuno, una entrada estrecha con grandes paredes verticales de roca volcánica oscura en insultante contraste con la nieve depositada en la cima… es increíblemente grandioso!.
El resto.. un amplio cráter y en medio una laguna de agua salada de proporciones enormes, se ven restos de una antigua factoría ballenera de 1911 noruega, al lado restos de una base inglesa que en una erupción en 1967 (hace un instante geológicamente hablando) quedó destruida junto con la base chilena a varios kilómetros más al sur y finalmente… nuestro destino con los colores nacionales: la Base Gabriel de Castilla.
Desembarcamos en zodiacs con unos trajes especiales de seguridad llamados Viking, permiten incluso bañarse sin que entre nada de agua y manteniendo la temperatura corporal una media hora. Es obligatorio su uso pero no hace falta que me convenzan, estamos bajo cero y con el fuerte viento Dios sabe la sensación térmica, no me quiero imaginar cómo está el agua.
En la Base sale Andrés a recibirnos, un fuerte abrazo sella el reencuentro, empiezo a comprender que en estas condiciones un colega pasa a ser amigo e incluso tu familia. Estamos cansados, nos toca dormir en el módulo de vida (un lujo porque la Base está superpoblada en esta segunda fase), buena cena y gente muy amable y acogedora (chistes. guitarra, bromas, etc.)
Fotos: Miguel Motas.
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