El día 1 es de los días más aburridos en cualquier lugar, todo cerrado, nadie en la calle... nos vamos del hotel hacia el barco, ya que dormiremos en el camarote porque mañana partimos temprano. Es una experiencia, todo espacio está milimétricamente optimizado, hacer la cama es un reto (no hay espacio para ningún lujo con la litera de arriba).
El resto del día tedioso, salvo el descubrimiento de un café concierto que es un auténtico museo de la historia del rock con múltiples caricaturas de músicos de rock, jazz, blues...
Partimos a las 9 y como regalo final al salir por la mañana (no usual en el paso del Drake) veremos el Canal de Beagle de día que según dicen es precioso.
Si la mar lo permite y las nuevas tecnologías cooperan, escribiré desde el barco... y si no... desde la ANTÁRTIDA.
Fotos: Miguel Motas.
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